Dado que Twitter no da para tanto, pero quiero hacerlo público y por tanto no es un estado en feibums, quiero compartir acá un pensamiento loco (uy, de mí, qué raro, ¿no?) que pensaba con mi mente mental el otro día:
El sabor de las comidas y los bebestibles no es algo que se sienta en la lengua ni el paladar, sino que es la combinación de 5 sentidos de la lengua, más el olor que se percibe en la nariz gracias a más de 300.000 receptores distintos.
Dado que eso es así, ¿lo duda? Pruebe a comer algo con la nariz tapada con sus dedos así bien apretada y me cuenta qué tan rico lo encuentra.
Ahora sí. Dado que es así... Hoy en día las necesidades alimenticias de muchos está fácilmente cubierta por alimentos necesarios para la vida, léase proteínas, vitaminas, minerales, cereales y otras componentes en un plato casero. Sin embargo, es agradable - y para algunos como yo casi una necesidad - el comer otras cosas que claramente no son necesarias y que por el contrario, pueden ser un daño a la salud. Pero la pregunta es: ¿por qué en vez de comerse un trozo de pastel o una hamburguesa con tocino, no mejor saboreamos un pequeño pedazo y lo devolvemos? Así como la cata de vino, o de cerveza u otras catas, digo yo.
Suena tonto, como siempre, pero desde el punto de vista lógico tiene todo el sentido del mundo: para qué comer cosas que a la salud hacen mal, pero a los sentidos hacen bien, mejor dejarla acotada al ámbito de los sentidos.
Creo que es algo para explorar, pero en UNA sola prueba que hice con mermelada, puse una cucharada en mi boca y es casi irresistible el no comer tal bocado, y entiendo lo mismo pasaría por otros comestibles, no así con las catas de vino, donde son presentadas por definición como probar y botar lo que uno tiene en la boca.
Entonces viene otra pregunta ¿es acaso irresistible digerir lo que entra a la boca? ¿o no? ¿Es posible hacer cata de postres en vez de comerlos, o de comidas, para no dañar la salud y así alimentar los sentidos?